jueves, 24 de abril de 2008

"Sólo faltan cinco años para que la Península se quede seca"

"Sólo faltan cinco años para que la Península se quede seca"
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Millán Millán, meteorólogo, asesor de la Comisión Europea desde 1974.



Es el único experto al que escucha la Comisión Europea desde el 74. Ha demostrado que el cambio del uso del suelo en el Mediterráneo dispara su salinidad y frena las tormentas de verano, por ejemplo de Teruel, y los sistemas frontales de la cornisa cantábrica y Castilla. El director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) anuncia sequía “perpetua” en cinco años en España, el sur de Francia y el norte de África. Y no la atajarán ni las restricciones en el suministro humano, ni el riego por goteo ni las desaladoras. Urge una política hídrica “única y global a 25 años vista”, con trasvases, reforestación, recuperación de humedales, tarifas más altas en el recibo del agua costera e, incluso, riego a manta en el campo. Todavía estamos a tiempo.
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¿Tenemos sequía, entonces, para rato, según sus estimaciones?
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Arrancó en 2005 y sólo quedan otros cinco años para que el sur de Francia, el norte de África y toda la Península Ibérica se queden secos.
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¿Cómo hemos llegado al desierto?
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El cambio del uso del suelo mediterráneo, en los últimos 2.000 años, ha alterado el ciclo de tormentas. La vegetación que hay entre la montaña y la costa aporta menos agua de la que se necesita para formar chubascos. Entonces, el vapor de agua se acumula sobre el Mediterráneo y desplaza las lluvias de Galicia y Portugal hacia Inglaterra. Además, se inunda en verano el Centro de Europa.
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¿Podemos hacer algo?
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La ganadería se inventó como alternativa a la cacería. Cada vez había menos faisanes y la solución no era comer menos sino sustituirlos. Lo mismo pasa con el agua: es un recurso limitado y limitar el consumo únicamente contribuye a alargar la agonía.
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¿Hay alguna alternativa?
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No hay nada que hacer a 25 años vista y, desde luego, tampoco, si no se aborda el ciclo hídrico como un problema único y nacional. Lo primero es documentar cuánto llueve en cada zona, para poder intervenir. Peleándose entre sí las autonomías, como hasta ahora, no se va a arreglar nada. La Comunidad Valenciana, y es un caso, ha perdido entre 400 y 600 litros por metro cuadrado en sus registros y Teruel, 120 litros en los últimos 50 años.
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Dispare la batería de propuestas.
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Únicamente se puede seguir construyendo mediante compensación: por cada metro cuadrado en la costa, hay que reforestar tres en el interior. Y eso hay que pagarlo en el recibo. El municipio de montaña que está manteniendo los bosques para alimentar los acuíferos litorales tiene que recibir un canon del usuario de la playa para que mantener la agricultura siga resultando rentable. Los trasvases, desde el Ebro y el Ródano, son necesarios; también conservar los humedales (evaporan diez veces más que un árbol), desalar como medida de urgencia, apostar por la superficie boscosa y frenar la superpoblación. En cuanto quitas un humedal, dejas sin recarga los pozos.
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¿Tiene algo que decir la agricultura en todo esto?
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Lógicamente, y no con el riego por goteo, que es un parche que también alarga la agonía del enfermo. El suelo precisa riego a manta para desatar las tormentas de verano que, por ejemplo, representan el 11% de la Comunidad Valenciana pero son 100% aprovechables.
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La salinidad del Mediterráneo está destrozándonos. ¿Existe la posibilidad de vuelta atrás?
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Los ríos cada vez vierten menos agua y ésta está, por lo tanto, más salada. En 2004, el mar acumulaba ya el doble de agua sin precipitar por la tarde que en 2000. Mientras sigamos así, no volverá a llover ni en Castilla ni en el norte de España.
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Una predicción para este verano.
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Seco, con una intensa alerta de incendios. Las tormentas son cada vez más erráticas y también más torrenciales, lo que termina por erosionar el suelo. El avance hacia la desertificación es imparable.

miércoles, 23 de abril de 2008

"La coartada del clima"

"La coartada del clima"


En los continentes e islas de la franja tropical 20ºN-20ºS habitan más de 2.000 millones de personas. En esa zona se encuentran, entre pequeños oasis de riqueza, las poblaciones más pobres del planeta. Mil veces nos predican propagandistas y comentaristas desinformados que son esos países los más afectados por nuestras emisiones de CO2 y el supuesto cambio climático que a escala global producen. Una desinformación causada a veces por la mala fe, otras por la ignorancia y, muchas veces, por la facilidad de dejarse llevar por la corriente general.


Sin embargo, las mediciones por satélite indican que la evolución térmica en las últimas décadas en el conjunto de esa franja no es lo catastrófica que dicen.Es más, la media térmica en el mes de Marzo de 2008 ha estado allí casi 5 décimas de grado por debajo de la media del período de referencia 1979-1998 (1979 es el año en que comenzaron a tomarse medidas por satélites). El factor más importante ha sido la frialdad del Pacífico debido a La Niña. De manera inversa, el calentón de 1998 fue debido al Niño. El Niño y la Niña son fenómenos naturales que afectan a los movimientos de las masas de agua y difícilmente puede explicarse que tengan que ver con las emisiones antrópicas de CO2.

Arriba pongo la evolución térmica desde Enero de 1990 hasta el pasado mes de Marzo de 2008 en la zona tropical. Los datos se refieren a la temperatura de la atmósfera superficial (la baja troposfera) y están tomados por aparatos denominados MSU ( microwave sounding unit) que captan las radiaciones en microondas que emite el oxígeno del aire y determinan así su temperatura.

lunes, 14 de abril de 2008

"Las vacas, contentas"

"Las vacas, contentas"


Ahora que en España el Ministerio de Medio Ambiente pasa a juntarse con el de Agricultura y es la ministra de Agricultura la que se queda y la de Medio Ambiente la que se larga, las vacas pueden respirar más tranquilas.


A escala global hay otra razón por la que las vacas respiran aliviadas. Hace dos años, un largo y detallado informe de la FAO titulado, para dar miedo, "La larga sombra de la ganadería" (Livestock's long shadow) concluía que el ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, un porcentaje mayor que el del transporte. La causa principal: el metano. Entre el 5 y el 10 % de la masa del alimento de una vaca se transforma en ese gas invernadero.
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Sin embargo, inexplicablemente, y a pesar del aumento de la cabaña ganadera global, y de los temores de que se descongele el permafrost siberiano, la curva de aumento de la concentración de metano describe desde hace unos años una curva parabólica y, por la pinta que tiene, parece que en los próximos disminuirá. Pongo arriba las gráficas de evolución del CO2 y del metano (CH4) en los últimos años.

lunes, 7 de abril de 2008

"Los modelos se equivocan"

"Los modelos se equivocan"

Una de las inconsistencias más importantes entre lo observado en las últimas décadas y lo que hubiera debido ser según los modelos que pronostican el calentamiento global son las diferencias de temperatura en la vertical de la troposfera.
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La troposfera es la capa más superficial de la atmósfera, que en la zona tropical va desde el suelo hasta una altitud de unos 15 km. En los polos la altura no llega a los 10 km. Más allá comienza la estratosfera. Hacia arriba el aire se va rarificando: cada vez hay menos moléculas por unidad de volumen. Casi toda la masa de aire de la atmósfera se encuentra en la troposfera y es en esta capa en donde se desarrollan los principales fenómenos meteorológicos.


En la figura de arriba se representa la tendencia ("trend") de la temperatura en la zona tropical (20ºN-20ºS) calculada por los modelos y la observada según la altura. La gráfica de los modelos, extraída del cálculo de la media de 22 de ellos, indica que el calentamiento debería haber sido mayor en la troposfera media que en superficie. Ocurre que el efecto invernadero del CO2, al que dan prioridad los modelos, en donde más efecto hace es en la troposfera media.
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En realidad, aunque esto al público no se le explica porque se le considera tonto, en los modelos de circulación general atmosférica que utiliza el IPCC, el "forzamiento radiativo" en superficie resulta negativo, es decir, que en los cambios cuantitativos ocurridos en las radiaciones que llegan al suelo prepondera el efecto negativo del aumento de partículas en el aire (aerosoles) sobre el efecto positivo del incremento de los gases invernadero (LLGHG, "long-lived greenhouse gases"). A esto el IPCC dedica unos pocos párrafos en páginas interiores de su informe científico, tapando una de las dificultades mayores de la modelización: la heterogeneidad de los forzamientos según la altura, aún muy mal definida, sobre todo en lo que atañe a los aerosoles, el vapor de agua y las nubes.

miércoles, 2 de abril de 2008

"Catastrofistas y escépticos"

."Catastrofistas y escépticos"

Son cuatro los organismos que calculan y publican a principio de mes la marcha de la temperatura media global.
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Dos de ellos, el instituto GISS de la NASA y el HadCRU del Servicio Meteorológico Británico conjuntamente con la Universidad de East Anglia, se basan en las mediciones de los termómetros de superficie y en las mediciones de la temperatura del agua de la superficie del mar. Dividen la Tierra en celdas de 5º de longitud y de latitud, calculan para cada celda (o "pixel") la anomalía del mes con respecto a la media mensual, y finalmente calculan la media de estas anomalías para todas las celdas del globo (o casi) .



Los otros dos organismos, la Universidad de Alabama en Huntsville y el Remote Sensing Systems, parten de los datos de aparatos transportados por satélites, que detectan la temperatura a partir de las microondas que emite el oxígeno del aire en la capa baja de la troposfera.

Pues bien, es sorprendente el gran parecido entre sí de las cuatro gráficas. Arriba pongo la evolución desde el año 1979, en el que comenzaron las mediciones satelitarias, hasta Enero del 2008 (pinchar para ver más grande) . Se ajusta a un período de referencia común, 1979-1990, para calcular las anomalías mensuales.

En la furibunda batalla científica sobre el desastre, o no, del cambio climático, el director del GISS, James Hansen, es uno de los más alarmistas y John Christy, el director de las mediciones de satélite de la Universidad de Alabama, es uno de los más ilustres escépticos. Yo me quedo con Christy, claro.